Tras una semana nefasta en el trabajo, parecía que la cosa mejoraba, me habían llamando para invitarme a comer y acepte, algo bueno en toda la semana.
Para variar llegue pronto, por lo que me pasé por un centro comercial y me puse a ver libros y películas. Y… encontré mi olla de oro, al final de mi arco iris estaba ella, tan reluciente y esperando a que me abalanzara sobre ella y la hiciera mía y solo mía, y así hice.
No quiero ni imaginar lo que pensó de mi la dependienta…